Nombran cuatros elementos nuevos de la tabla periódica.
La revista científica informó que en el campo de la Química la tradición es que los nombres de los elementos los deciden los descubridores siguiendo ciertas reglas. Las denominaciones propuestas para los cuatro elementos se derivan de nombres de científicos y de las ubicaciones geográficas de los institutos de investigación.
El elemento 113 es nombrado "nihonium" y tendrá el símbolo químico Nh. Su nombre proviene de la palabra japonesa "Nihon" que significa "tierra del sol naciente", un nombre simbólico para Japón.
Por su parte el elemento 115 es denominado "moscovium", abreviado como MC. El nombre alude a la región de Moscú, que alberga el Instituto Conjunto de Investigación Nuclear en Dubna, donde el elemento fue descubierto en colaboración con investigadores del Lawrence Livermore National Laboratory en California y el Oak Ridge National Laboratory en Tennessee.
El nombre propuesto para el elemento 117 es "tennessine", ya que alude a la ubicación geográfica del Oak Ridge, Vanderbilt University y de la Universidad de Tennessee, y su símbolo será Ts.
Por último, el elemento 118 se llamará “oganesson”, o Og, en honor al físico ruso Yuri Oganessian, que ha contribuido al descubrimiento de varios elementos superpesados.
Descubren nuevas claves de
la adaptación de las plantas ante la sequía.
Los datos
obtenidos podrían ayudar a la mejora de procesos defensivos de las plantas en
situaciones de escasez de agua.
14.10.2016
La respuesta de las plantas ante la sequía depende de un delicado equilibrio entre los frenos y los activadores de la señalización hormonal. Los frenos deben estar activos cuando no hay estrés mientras que los activadores han de funcionar cuando hay situaciones de estrés ambiental transitorias o sostenidas.
Muchas de las proteínas de las plantas sirven para degradar los represores de sus respuestas adaptativas. En la naturaleza, las plantas encuentran diferentes situaciones de estrés ambiental y por ello necesitan un doble mecanismo, de inhibición y degradación, que permita eliminar el freno a la respuesta adaptativa, proporcionándoles mayor versatilidad.
Uno de los trabajos desarrollados por los investigadores ha identificado dos proteínas que intervienen en la degradación de varios represores de la ruta de señalización del ácido abscísico, una hormona clave para que las plantas afronten las situaciones de sequía. Consiste en disminuir la vida media de un freno para responder a la sequía. “Nuestro grupo de investigación ya había participado en la identificación de los receptores que inhiben la función de las fosfatasas represoras de la ruta de señalización celular del ácido abscísico. Ahora, hemos identificado las proteínas RGLG1 y RGLG5, que son enzimas que facilitan la degradación de las fosfatasas. Con ello se completa un doble mecanismo para eliminar el ‘freno’ de las fosfatasas y permitir así activar la ruta de señalización de la hormona para afrontar la sequía”, explica Pedro L. Rodríguez, científico del CSIC en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas y coordinador de ambos trabajos.
Aumentar la vida de los receptores
La actividad de las rutas de señalización celular está determinada por la vida media de ciertas proteínas clave. Precisamente, el otro estudio liderado por científicos del CSIC ha descubierto una nueva ruta de degradación de los receptores del ácido abscísico. Esta ruta regula el recambio de los receptores y, por tanto, la señalización del ácido abscísico, responsable de la reacción de las plantas al estrés ambiental. Si se ralentiza esta ruta se aumenta la vida media de los receptores, es decir, en este caso se aumenta la vida media de un activador para responder a la sequía.“Los receptores que ejercen su función en el citosol o en el núcleo de las células se suelen degradar en el proteasoma, un complejo proteico. Pero hemos observado que existe una segunda vía de degradación para los receptores de ácido abscísico que actúan en la membrana celular, los cuales viajan a través del sistema endosomal y alcanzan la vacuola, donde también se degradan las proteínas. Ralentizar esta vía nos permite aumentar la vida media de los receptores y, por ejemplo, disminuir la transpiración de la planta”, añade el investigador del CSIC.
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